Ven, dame la mano, subamos al amanecer,
hagamos locuras, bajemos por tu blusa,
que si nos pilla alguna arruga, volaremos
en los versos que te escribí en algún papel.
Y si en una de estas nos pilla el atardecer,
tú no te preocupes, todo saldrá bien,
que no hay peligros en la penumbra
de los que yo no te pueda defender
Y si, tropezando, caen al anochecer
dos manos que bajan buscando tu piel,
y en una de estas te quitan la blusa,
tú no te preocupes, tan solo: desnúdate.
|